LO FERRO. Torre Pacheco (Murcia). SÁBADO 23 de Agosto 2008
Homenaje a ROCÍO JURADO
ROCÍO “en el Corazón y en el Cielo del Campo Cartagenero”
ORTEGA CANO se desplazó hasta Lo Ferro, acompañado de su hijo José Fernando, para asistir al HOMENAJE a su esposa ROCÍO JURADO: la “Mas Grande de
José estuvo sembrado recordando con profunda emoción a su esposa Rocío diciendo: “aunque la he querido mucho, cuanto siento no haberla querido aun mucho mas. Yo la quise mucho y ella también me quiso a mi, -insistió- nos quisimos muchísimo, ahora que no puedo besarla ni tocarla, me doy cuenta de lo grande que era nuestro amor”. Destacó que si era grande como artista, alcanzando el grado de mito, como persona fue mucho más grande por su inmensa sencillez y humildad, su desmedido amor a todos los suyos, y siendo amiga de sus amigos y excelente compañera con sus compañeros. Y subrayó la profunda convicción de fe cristiana que ambos profesaban, y lo que esa misma fe los unía.
José tiene perfectamente localizada a Rocío en una estrella del firmamento, ahí es donde les dice a los hijos de ambos, José Fernando y Gloria Camila, que está mamá.
La gala fue magistralmente presentadas por dos grandes profesionales Luís Terry y Jesús Sancho.
Un apunte muy personal: Conocí a Rocío Jurado artista siendo un adolescente y me impactó sobremanera, ante mis ojos su figura arrolladora y cautivadora como artista y como mujer, nunca dejo de crecer y agigantarse. A menudo disfruto de su discografía, de sus videos, me estremecerá siempre la fuerza tremenda, única, de su voz y sus privilegiadas dotes interpretativas.
Al cabo de los años, como consecuencia de su matrimonio con José, y en ocasiones mi proximidad profesional con el maestro, tuve oportunidad de tratarla personalmente en tres o cuatro ocasiones; verdaderamente en Rocío se correspondía su grandeza de artista con sus grandes condiciones de persona y su calidad humana, no tenia nada que ver con la imagen que daba en televisión, nunca se aproximó su imagen televisiva a la verdadera, a la auténtica Rocío Mohedano persona: alegre, cariñosa, natural, sencilla, acogedora, como dice José “donde estabas tú Rocío, estaba la feria”.
La última vez que pude ver a Rocío en persona, antes de la enfermedad, fue en Madrid, con motivo de la despedida de Ortega Cano de los ruedos en
invadía e influía de forma especial en el ambiente, estaba atenta a todos a los que allí nos congregó en torno a su marido con tan señalado motivo, la felicidad de
Quede este proceder de José Ortega Cano, junto al respeto permanente que profesa a la memoria de Rocío, como un ejemplo de verdadero amor, una actitud que lo dignificará y honrará siempre.
Recientemente visite la finca de José en Sevilla –Yerbabuena- la finca que con tanta ilusión forjaron “golpe a golpe” entre los dos. Allí pude ver a un Ortega Cano feliz, con ilusión por mostrarnos toda la finca, los distintos pabellones, la ermita de las Cuatro Vírgenes, los cerrados, la plaza de tientas.
José cuida con minuciosidad que la imagen de Rocío presida los distintos lugares; pero quizá, lo que mas me llamó la atención conforta a Ortega Cano, es el que siente, especialmente, el espíritu de Rocío, allí, precisamente, muy cerca de él.
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